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26 de octubre de 2009

Mercedes-Benz C 63 AMG Performance Package Plus


A partir de diciembre estará disponible una expansión
actualización para el Mercedes-Benz C 63 AMG. Es un paquete no apto para aburguesados. Para empezar, le hace ganar al bicho 30 CV para rendir 487 CV, casi como el modelo de DTM. La ganancia de potencia no afecta al consumo, 13,4-13,6 l/100 km.
Este paquete se ofrece para la carrocería sedan y familiar (Estate). Gracias él se rebaja en 1,2
0,2 segundos el tiempo necesario para coger 100 km/h y los 200 km/h se alcanzan en 15,2 segundos. La velocidad máxima sigue siendo 250 km/h mediante limitador electrónico. El par máximo es de 600 Nm a 5.000 RPM.
Los pistones del motor V8 son forjados y vienen del SLS AMG, y el cigüeñal es más ligero (-3 kg). Al tener menos inercia, va más alegre. El motor actualizado se distingue de otro V8 por la válvula de admisión pintada en gris titanio. Los frenos del eje delantero se han reforzado para aguantar el extra de potencia.



Con la carrocería sedan tiene un alerón en fibra de carbono en el maletero. Por dentro descubrimos el volante forrado en cuerpo napa con Alcántara en las zonas de agarre. Este paquete cuesta en Alemania (IVA al 19%) 7.080,50 euros para el sedan y 6.426 euros para el familiar.
Si queremos más lujo aún, un paquete de cuero black designo (en imagen) cubre la parte superior del salpicadero, el revestimiento superior de las puertas y el apoyabrazos de la consola central. El precio es de lo más módico para un coche de casi 80.000 euros de serie: tan solo te clavan 2.856 euros por esto.
No sé hasta qué punto merece la pena gastarse más de un millón de las antiguas pesetas en ganar 30 CV, retocar frenos y los detalles estéticos, pero es para pensárselo. No es un coche ni barato de comprar ni de mantener, pero ya se sabe que en estas marcas pedir cosas exclusivas cuesta un riñón y medio.


SEAT Ibiza Cupra, prueba (parte 3)



Llega el momento más esperado en todas las pruebas, ponerse al volante de la máquina en cuestión y ver de lo que es capaz y que nos transmite. El SEAT Ibiza Cupra promete, gracias a su motor 1.4 TSI con doble sobrealimentación y a la combinación de este con el DSG de siete velocidades.
Cuando el motor está en marcha al ralentí, no se aprecia demasiado ruido en el interior. Pero no ocurre lo mismo cuando pisamos el acelerador a fondo y empezamos a apurar el motor hacia la zona roja.
El sonido ronco envuelve el habitáculo, pero es un sonido un tanto extraño. Se nota que se trata de un sonido artificial y trabajado en el estudio de sonido y no del sonido natural y mecánico que debería emitir el motor, pero aun así es agradable.

Hay una centralita que se encarga de definir el sonido que se transmite al habitáculo. Esta analiza las revoluciones y par motor que el conductor solicita en cada momento de la conducción, y transmite el sonido a la carrocería. Este sonido artificial se une al natural de motor, transmisión y escapes y crea el sonido Cupra que caracteriza al nuevo modelo.


El motor tiene una entrega de potencia contundente desde bajas revoluciones, gracias la doble sobrealimentación, que permite usar dos compresores. Por un lado hay un compresor mecánico de velocidad rápida y por otro un turbocompresor para gases de escape. De esta forma, en función del par requerido por el conductor se decide si la presión de carga generada por el turbocompresor de escape es suficiente o si tiene que empezar a funcionar el compresor adicional.
El turbo no actúa a menos que le pidamos una respuesta contundente y así conseguimos que los consumos sean más contenidos. Al volante lo que notamos es un motor muy progresivo y potente al mismo tiempo desde bajas revoluciones.
Da igual que estés rodando despacio a muy bajas revoluciones, tu pisas a fondo el acelerador y el motor tiene una respuesta que si no lo supiese, me negaría a afirmar que proviene de un motor 1.4.
Esta progresividad hace que nos tengamos que olvidar del típico tirón de los antiguos motores turbo. En el Ibiza Cupra esta entrada de potencia repentina brilla por su ausencia, pero en cambio tenemos un motor cuya progresividad y potencia a partir de 4.000 revoluciones hace que sea muy fácil extraerle un buen rendimiento.


Las cifras del Ibiza Cupra hablan por si solas, ya que acelera de 0 a 100 km/h en solo 7,2 segundos, y alcanza una velocidad punta de 225 km/h. El cambio de marchas DSG se combina además de maravilla con el pequeño pero potente propulsor.
Si colocamos el cambio en posición automática, en aceleración solo tenemos que preocuparnos de disfrutar de las sensaciones que nos transmite el pequeño Ibiza. No hay perdidas de tracción como son habituales en otros modelos de tracción delantera, y por tanto el volante se mantiene estable siguiendo siempre la trayectoria que le marcamos desde un principio.
En cualquier momento podemos activar el modo secuencial del cambio bien usando la palanca de marchas o bien pulsando alguna de las levas del volante. Como es lógico los cambios de marcha se hacen de forma instantánea y suave, pero sobre todo lo que me gustó es el carácter deportivo que se le ha impreso al cambio.



Permite hacer reducciones con bastante libertad, algo que se agradece en un coche de carácter deportivo como es el Ibiza Cupra. Podemos llegar fuerte a la entrada de las curvas, marcarle que baje una marcha con la leva izquierda y luego empezar a frenar. Esto es un punto a favor, y la mano de SEAT Sport se hace notar en estos detalles.
En Motorpasión | SEAT Ibiza CupraParte 1, Parte 2, Parte 3 y Parte 4